Aunque existen cientos de diferentes empresas, la verdad es que todas ellas se dedican a una única cosa: vender. Y aunque sea un poco deprimente, la realidad es que la mayoría de estos negocios tienen problemas para hacerlo; sobre todo si entendemos que muchas de las personas que crean una pyme, lo hacen sin ningún conocimiento previo, sin nadie haberles enseñado cómo vender.
Nadie nos enseñó cómo hablar en público ni a mantener la calma en momentos donde los nervios atacan, sobre todo cuando de hablar con otras personas se trata. Existe una gran diferencia entre decir algo y tener un discurso para realizar ventas de forma persuasivas. No obstante, y pese a que nadie nos ha dicho cómo hacerlo, la verdad es que todos podemos aprender con un poco de dedicación. En el siguiente texto te hablamos de algunos elementos claves a la hora de crear un discurso de ventas.
Historias
Toda persona que pueda persuadir a otros es una buena contadora de historias. Si quieres ser un buen vendedor y llegar a lo más alto en el mundo de las ventas, tendrás que pulir tus capacidad de contar historias. Los relatos que contamos a otras personas, son los encargados de que nos recuerden, ellos dan una imagen de nosotros, nos muestran como sinceros ante los demás y, a la larga, ayudan a convencer a los demás de que pueden confiar en nuestros servicios.
Cuando unes esta capacidad con el lenguaje no verbal, el cual es otro factor muy poderoso, podrás alcanzar una maestría en el arte de la persuasión que nunca antes hubieras imaginado.
Inserción de la prueba
Muchas personas ponen su fe ciega en un discurso complejo y memorizado, una verborrea repleta de trucos lingüísticos. De hecho, creen que solamente con esto podrás alcanzar todos los objetivos que se han plantado. La verdad es que si no se cuenta con una prueba, será casi imposible lograr una venta.
Cuando hablamos de prueba, nos referimos a corroborar eso que decimos que nuestro producto puede hacer. Nada mejor que probar, en persona, lo que en palabras tomaría mucho tiempo hacerlo. Siempre será mucho más efectivo mostrar a nuestro cliente las propiedades de eso que le ofrecemos y no explicarle hasta el cansancio lo que hace.
Puede parecer algo extraño cuando estamos hablando de discursos de venta, pero la realidad es que, con una buena prueba, no hacen falta ni las palabras para persuadir. La mejor prueba es, por supuesto, que el cliente experimente lo que vendemos en primera persona. Si no es posible, volvemos al primer punto y podemos presentar como prueba historias de otros como él, que consiguieron el mismo objetivo que el cliente desea usando nuestro producto.
Implicación del otro
El discurso de ventas llega a su máxima efectividad cuando lograr implicar al otro en la interacción. Debemos lograr que la persona pruebe el productos, que se involucre con el mismo, ganar interés con base en la experiencia. ¿Qué podemos hacer en el discurso persuasivo para obtener este valioso elemento? Lo provocamos. Porque, como siempre, la venta y la persuasión son procesos que van en dos direcciones.
Alguien se implica porque está interesado en el producto del que le hablamos, pero si conseguimos que se implique en primer lugar, acabará interesándose más por el producto.
Así pues, para aplicar esto, intente hacer todo lo interactivo y participativo que pueda su discurso de persuasión.
Deja una respuesta